miércoles, 1 de julio de 2009

No hay estrellas

No ver lo desconocido, no saber llamar, no ser capaz de dar nombre a lo que se siente; cegado por esa contaminación lumínica de cuerpos vacíos de mente, generosos en lo supérfluo y ausentes en los momentos importantes. Salir de la gran ciudad es entregarse al paisaje abierto y poder respirar el aire alado que mece las hojas de los árboles componiendo el baile de la vida. Alejarse de los espíritus zafios para encontrar almas gemelas, o simplemente viajeros, cargados con mochilas llenas de voluntad y deseo, que resguarden nuestro flanco más deprimido con el cariño de una sola noche.

Sin ruido, sin artificios, sólo en la montaña; elevar la mirada al horizonte y vislumbrar la rapida quietud de las estrellas capaces de acongojar al mayor coloso e influir valentía al más misero cobarde. Con un amor lejano y a la par ideal, ver el firmamento es ver el espejo de nuestras vidas, aparentemente solas en la vorágine, pero en realidad unidas, indisolubles y únicas, y también acompañadas por tantas almas en pena como rostros se pueden recordar.

El viento continúa su trayecto y a su paso moja mi rostro. La sangre fluye caliente por mis venas hasta mi corazón solo alimentado por el deseo de ser feliz una única noche. La inmensidad del espacio no es distancia para placar los sentimientos y jamás mi mente se detendrá de pensar en vos. Lucho sin espada frente al inframundo y los encajes de Hades, por salvar a mi Hera, princesa y reina, fiel y abnegada en el dolor de estar tan lejos...

Las tierras que dibujan el valle aterciopeladas en verde contienen la leyenda de brujerías y espíritus errantes. Caminar por el día a día sin acceso a la felicidad es peor que morir. El frescor de la noche añeja cada sueño. Y ya conocida todavía nunca viví de su ternura, de sus caricias, de sus palabras, en sus brazos ser envuelto, atado y absorbido no es más que un alejado sueño. Todo lo que procedía de ella, me alimenta y me nutre de fuerza, valor y potencia. No poder vivirlo, extrañamente no me destruye porque no me importa si en el día o en la noche, muerto o vivo, siempre sentire su calor.

Cuando terminó de escribir, quedol muerto inmóvil, contemplando cada obra. Al mirar a mi alrededor veo que todas las tumbas estaban abiertas, que todos los muertos habían salido de ellas y que todos habían borrado las líneas que sus parientes habían grabado en las lápidas, sustituyéndolas por la verdad. Y vi que todos habían sido atormentadores de sus vecinos, maliciosos, deshonestos, hipócritas, embusteros, ruines, calumniadores, envidiosos; que habían robado, engañado, y habían cometido los peores delitos; aquellos buenos padres, aquellas fieles esposas, aquellos hijos devotos, aquellas hijas castas, aquellos honrados comerciantes, aquellos hombres y mujeres que fueron llamados irreprochables. Todos ellos estaban escribiendo al mismo tiempo la verdad, la terrible y sagrada verdad, la cual todo el mundo ignoraba, o fingía ignorar, mientras estaban vivos.

Pero cerrado el cuento a sacrílegos y vanidosos, mis sentidos despiertan a la belleza. No a lo sonoro o estimulante de mi prosa, o de cualquier letra. NO. El vello de la piel se eriza, las pupilas se abren, mi boca saliva, evoco una vez más las visiones de la inspiración para seguir construyendo este perfil y frente que me satisface y enorgullece. Sin deberle nada a nadie, camino. Ya no pido tampoco nada, porque nadie sabe como satisfacer las necesidades que provocan las mismas heridas de siempre. Incluso no existe melancolía porque siempre encuentro madriguera donde masturbar el tiempo y eyacularlo contra el aburrimiento. Mis pasiones y convicciones me hacen más fuerte. Esta es la primera de ellas, y acompañarla de música y acompañarme con la imagen de todas aquellas que si que me valoran dibuja mi maquiavélica sonrisa paralela al ala del sombrero entornado. Mi orgullo me hace invencible, pero se desvanece como el terrón de azucar que hay en mi mesa, cuando mi tercera lágrima cae pensando que estas tan lejos.

Y ahora amargo tomaré el café, pero su fuerza no frenará el impetú del hielo al que baña, y ambos se fusionarán en un líquido negruzco de intenso sabor y potente estímulo. Mi sangre funciona igual, con la salvedad del color, y la no menos importante del sabor, siempre aderezado por los estados de ánimo. La cólera, la felicidad, la tranquilidad, la excitación. 4 sabores para un único paladar.

Me detuve delante de aquel espejo en el cual nos habíamos contemplado tantas veces... tantas veces, tantas veces, que el espejo tendría que haber conservado nuestra imagen, potente y firme, inresquebrajable, sin temor a perder brio ante el musgo o los insectos. Estaba allí de pie, temblando, con los ojos clavados en el cristal -en aquel liso, enorme, vacío cristal- que la había contenido por entero y la había poseído tanto como yo, tanto como mis apasionadas miradas. Sentí como si amara a aquel cristal. Lo toqué; estaba frío. ¡Oh, el recuerdo! ¡Triste espejo, ardiente espejo, horrible espejo, que haces sufrir tales tormentos a los hombres! ¡Dichoso el hombre cuyo corazón olvida todo lo que ha contenido, todo lo que ha pasado delante de él, todo lo que se ha mirado a sí mismo en él o ha sido reflejado en su afecto, en su amor! ¡Cuánto sufro!

Y para todas estas generaciones de los muertos, para todos los muertos que nos han precedido, aquí no hay apenas nada, apenas nada! La tierra se los lleva, y el olvido los borra. ¡Adiós! Pero recordad que nuestra última belleza permanecerá, bien esculpida en granito dos cuerpos abrazados o bien clavado en la luz eterna de estrellas lejanas, que se abren a la vista noches claras y nítidas, de las que ya se han apropiado de su belleza, porque ya siempre que algo bello llega a mis sentidos, tú sales de mi corazón, y llegas a mi mente.



I am a man who walks alone
And when I'm walking a dark road
At night or strolling through the park

When the light begins to change
I sometimes feel a little strange
A little anxious when it's dark

Fear of the dark, fear of the dark
I have constant fear that something's always near
Fear of the dark, fear of the dark
I have a phobia that someone's always there

Have you run your fingers down the wall
And have you felt your neck skin crawl
When you're searching for the light?
Sometimes when you're scared to take a look
At the corner of the room
You've sensed that something's watching you

Have you ever been alone at night
Thought you heard footsteps behind
And turned around and no one's there?
And as you quicken up your pace
You find it hard to look again
Because you're sure there's someone there

Watching horror films the night before
Debating witches and folklores
The unknown troubles on your mind
Maybe your mind is playing tricks
You sense, and suddenly eyes fix
On dancing shadows from behind

Fear of the dark, fear of the dark
I have constant fear that something's always near
Fear of the dark, fear of the dark
I have a phobia that someone's always there

When I'm walking a dark road
I am a man who walks alone.

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