miércoles, 24 de agosto de 2011

La Constitución es moldeable para lo que quieren: Está vez, denigrar el estado del bienestar


Zapatero se despide a todo lo grande. Acaba de proponer reformar la Constitución para fijar en ella un techo al déficit público. Es lo que mandaron Merkel y Sarkozy y, lógicamente, Rajoy está de acuerdo. Esto implica consagrar el neoliberalismo en nuestra Carta Magna, segando el camino a cualquier progresista que pueda llegar en un futuro al Gobierno. Es un error monumental que ni siquiera la “Biblia” neoliberal, el Wall Street Journal, consideraba que fuera posible en la vieja Europa: pretender fijar en las Constituciones un tope de endeudamiento es una medida de derechas que difícilmente aceptarán los Parlamentos de “las 17 democracias” –decía- afectadas por su pertenencia al euro. Desgraciadamente para nosotros fallaron. Seguro que lo están celebrando.

Pero, más papista que el Papa en cuestión de neoliberalismo, nuestro fracasado presidente se dispone a ponerlo en marcha de inmediato. Los países que guardan el espíritu de la vieja democracia europea –su inventora- que hagan lo que quieran, pero España ya acata… y siega el futuro. Después de financiar con dinero público el mensaje medieval de la iglesia católica con todo lo que ha traído y las irreconciables diferencias entre indignados y católicos, ciudadanía y políticos e instituciones, manifestantes y policía. ¿No estamos viendo que las políticas que siguen no funcionan? Estamos cayendo en una nueva recesión. Da que pensar que sea precisamente lo que buscan. No pueden estar tan ciegos. Pero es preocupante que esto coincida con la aplicación de la “mano dura”, como ha hecho Cameron en Gran Bretaña o… la policía española estos días sin ir más lejos.

Pero una reforma de la Constitución en un sentido tan grave no se puede hacer sin un referéndum como ha propuesto Gaspar Llamazares. No podemos consentirlo. Y arbitrando información adecuada a los ciudadanos para que no se dejen embaucar en la política del sonajero, que tan genialmente describe hoy Jesús Mota.

¿Qué desarreglo psíquico ha podido llevar a Zapatero a formular semejante propuesta para cuatro días que le quedan? ¿Cómo no le dimite el gobierno en pleno y cualquier militante del PSOE al que le quede una brizna de socialdemocracia en la sangre?

Está bien claro que la sociedad tendrá que tomar la iniciativa ante tanto desbarajuste: tenemos que exigir un referéndum, repito. Y arbitrando medidas para que exista información veraz. Traer incluso a Stiglitz y a Krugman a hablar en el Parlamento y en “prime time” de la televisión pública. Que expertos de todo tipo muestren las evidencias de los datos. Se diría que Zapatero ha perdido la razón, incluso la vergüenza.

Actualizo: Puede no tenerlo tan fácil como cree: “Si el Gobierno español decidiera asumir la exigencia franco-alemana, el camino para una reforma express se antoja casi imposible: solo con que se oponga una décima parte de los diputados, habría que disolver las Cortes y convocar referéndum“. Y las primeras voces, incluso en la bancada socialista han empezado a salir de debajo de las setas en las que los úlitmos años han estado metidos. Las voces discordantes en el partido socialdemocrata español existen.

Lo urgente es que nadie (sobre todo si eres trabajador) se deje embaucar por lo mismo de siempre. Ya sea el patriotismo, el terrorrismo utilizado como arma política, la religión, las costumbres, los toros, el fútbol y demás mierdas. Nos estamos jugando mucho. Tanto como la salud democrática del país para empezar. Esa que dicen que no hace falta mirar como pedimos los #indignados, porque es muy segura y fiable. Si esto no es poco, visto como están recortando gastos, sanitarios, farmaceúticos, en las pensiones, en las nóminas de los funcionarios, en educación pública, en ciencia, investigación o desarrollo, sin atajar la raíz del problema que es aplicar tipos impositivos con justicia y proporcionalidad, y evitar convertir a España en el país del empleo denigrante sin perspectivas y de baja productividad que tanto quieren en Alemania para tener vacaciones baratas y sitios lejos de casa donde emborracharse y destrozar el mobiliario urbano.

Nos jugamos la justicia social, que todos y todas tengamos realemnte las mismas posibilidades. Así de claro, rotundo y simple. Aprobar por bemoles constitucionales la imposición de un techo de gasto, sin referendum y tomándonos como gilipollas, es inaceptable, inadmisible y debería ya a estas horas, haber provocado ya no sólo, como decía que el gabinete de gobierno dimitiera, diputados, afiliados al antiguo PSOE, sino que ya tuvieramos un calendario de protestas enérgico y radical, para paralizar el país, y demostrar, una vez más, que el poder es el pueblo.

Lo que ayer fue anunciado en sede parlamentaria por el actual Presidente del Gobierno español, es decir, la reforma de la Constitución española para establecer una regla que garantice la estabilidad presupuestaria en el medio y largo plazo (sic), tanto en relación con el déficit estructural como en la deuda, puede ser considerado en la práctica como un golpe de estado constitucional en toda regla, un golpe de estado neoliberal.

Hasta ahora, la propia Constitución española, en su artículo 1, definía al estado español como un Estado social y democrático de Derecho, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político. De ser aprobada la reforma constitucional presentada ayer por el señor Zapatero, y apoyada inmediatamente por el PP, tal artículo dejaría de tener validez, y debería, por tanto, ser también reformado, mediante un contenido que viniese a decir algo así como “España se constituye en un Estado neoliberal, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico la sumisión de lo público a los intereses de lo privado, la injusticia social, la desigualdad y el pensamiento único”.

No hay democracia si gobiernan los mercados. Afirma una de las consignas lanzadas en la multitud de concentraciones y manifestaciones realizadas por el Movimiento 15M. Hoy hemos vivido como los mercados llegan incluso a toquetear con sus sucias manos las constituciones, donde antaño fueron sagradas, de los diferentes países.

Esto es un golpe de estado en toda regla: no veremos tanques, ni aviones de caza sobrevolando nuestras cabezas, pero si veremos mermados nuestros derechos sociales y nuestros derechos como pueblo en favor de los grandes lobbies financieros y las grandes empresas, supeditando así los privilegios de unos pocos frente a los derechos de millones de personas.

La reforma propuesta por la pinza Zapatero-Rubalcaba- Rajoy, que siguen los dictados de Ángela Merkel y Nicolás Sarkozy, pretende fijar “un techo presupuestario” donde se limita el gasto público ,institucionalizando así, las practicas neoliberales y las políticas de recortes sociales. Esta reforma, lo que pretende en sí, es mermar el dinero que el Estado invierte en lo público, y por consiguiente los derechos sociales, ya que derechos como la sanidad, educación, o las pensiones, se verán gravemente amenazados.

Si esta reforma es escandalosa, mayor aún es su forma de ser aprobada: sin referéndum vinculante y antes de que termine el mes de agosto. Es decir, una de las decisiones de mayor trascendencia social pasa por el parlamento sin debate alguno y sin consultar al pueblo soberano, para que las grandes empresas sigan ganando lo máximo posible en el menor tiempo posible.

El Movimiento 15M ha demostrado que la lucha sirve, por lo que ante medidas así tenemos que movilizarnos urgentemente, y dar un paso adelante en nuestras movilizaciones llamando a una huelga general. No podemos permitir que secuestren la democracia delante de nuestras caras.

Un golpe de estado realizado de manera repentina, en tanto y cuanto se llevaría a cabo en un tiempo no superior a un mes, sin debate público y sin contar en ningún caso con la opinión de la ciudadanía, quien la propia Constitución recoge también como supuesta depositaria de la soberanía estatal. Más antidemocrático, imposible.

Un golpe de estado realizado de manera violenta, en tanto y cuanto no solo es fruto de una imposición del poder político dominante al conjunto de la ciudadanía, sino que se haría sin que ninguno de los partidos implicados en el golpe lo hubiese propuesto de manera previa en su programa electoral, tal y como sería lo normal en una sociedad regida por un verdadero sistema democrático. Eso es violencia, violencia política.

Un golpe de estado que otorgaría constitucionalmente el poder del estado a los mercados y a las instituciones financieras internacionales (Incluida la UE, a todos los efectos una institución financiera internacional de funciones similares al FMI o el BM), y que acabaría de facto con los mecanismos vigentes para la sucesión del poder, en tanto y cuanto el pueblo dejaría de tener toda posibilidad de regir los designios políticos del estado, pasando estos a manos de un único y definitivo poder no votado ni elegido directamente por los ciudadanos, sino instaurado desde las esferas financieras y empresariales con la complicidad del falso poder ejecutivo y legislativo de turno. La Oligarquía financiera internacional pasaría entonces de ser un gobierno de hecho, a un gobierno de derecho, constitucionalmente impuesto.

En una situación como la actual, y en un estado con las condiciones estructurales presentes en el estado español, querer fijar constitucionalmente un techo de gasto, es simplemente anunciar que el estado será entregado en exclusividad, y a no mucho tardar, a los intereses privados, amén de que todo rasgo actual que pueda identificar al estado con algo así como un estado del bienestar, será borrado del mapa político de un plumazo. En resumen, lo que Zapatero y Rajoy han pactado de espaldas incluso a su propia militancia y una gran mayoría de sus parlamentarios, viene a ser algo así como que, ante determinados niveles de endeudamiento, todo lo que no sea aplicar un plan de privatizaciones de cualquier cosa que huela a público, y todo lo que no sea meter la tijera en cualquier cosa que huela a gasto público (gasto social en su mayoría), será anticonstitucional.

El techo de gasto o como despistar para acabar recortando servicios públicos

Creo que debemos comenzar a ridiculizar muchas de las afirmaciones que se escuchan de boca de tertulianos, “expertos”, y de políticas y políticos profesionales. Sobre todo por que todas ellas poseen una clara intencionalidad propagandística y un objetivo último, generalmente oculto.

Repite hasta la saciedad el profesor Navarro -entre otros- que una de las causas de la repercusión de la crisis financiera sobre las personas es el adelgazamiento de los estados en Occidente, en las potencias centrales y en Europa en especial, fruto entre otras cosas de las rebajas de impuestos generalizados a las fortunas, especuladores y detentadores de la riqueza en general. Igualmente en el endeudamiento de los estados, dado el esfuerzo hecho por estos para tratar de salvar a los bancos.

Esto anterior es cierto y es una de las más claras consecuencias de la REVOLUCIÓN CONSERVADORA. El origen de esta crisis, que no son solo las hipotecas basura, es de origen político.

Las ideas ultraconservadoras de Ronald Reagan y Margaret Thatcher eran, como diríamos ahora, globales, pues contenían aspectos para casi todas las facetas de la vida del planeta, siendo las que han traído estos lodos. Sus principales enemigos a batir fueron el estado del bienestar y los sindicatos, al objeto de lograr la desregulación económica y laboral y de esta forma iniciar una nueva era de crecimiento económico para el capitalismo, llevando al extremo las ideas liberales.

Las derechas conservadoras iniciaron una exitosa ofensiva ideológica, que contaminó a la socialdemocracia y dobló el espinazo a los sindicatos de las potencias centrales, insisto.

Creo por tanto que, si no iniciamos la lucha de las ideas, caeremos en un simple debate económico y de métodos, pero no iremos a la raiz del problema. Mientras que los ideólogos y centros de pensamiento derechistas y conservadores sí que han ido a imponer su visión del mundo. Que estén triunfando es otra cosa, porque los relativos fracasos de sus cruzadas en el mundo árabe o los BRICS -entre otros asuntos- son parte de sus fallos. Ni pueden imponer totalmente por la fuerza sus ideas, ni han podido imponer su total dominio mundial, al menos en la medida por ellos deseada.

Insisto en lo de las ideas, por que el neoliberalismo es una ideología política, de la que su gestión económica es parte. El objetivo final era el pensamiento único y esto se traducía en la supremacía cristiana conservadora y sectaria, exportar la democracia representativa de muy baja calidad vigente y desregular los mercados. En suma, el mundo era lo que era y por tanto propiedad de los imperios centrales y su visión de la vida.

Eliminada la URSS creyeron que el virus del comunismo y del socialismo y de las revueltas sociales finalizaría. Fracasado el mal llamado socialismo real -yo diría capitalismo de estado-, ya nada volvería a ser igual.

Pero los pueblos tienen capacidad de resistencia, de caer y levantarse, reorganizarse y nuevas formulas para volver a defenderse. Desde Seattle a Portoalegre surgió una nueva rebeldía, con nuevos cánones, nuevas propuestas y nuevas formulas organizativas, contando además con un importante aliado (por ahora) en la Red.

La respuesta política está presente por parte de los pueblos y así del Caracazo a los piqueteros argentinos, Génova, de las revueltas del agua de Cochabamba a la defensa de las pensiones francesas, de la revolución tunecina a la egipcia, de las plazas de Catalunya, el Carmen, las setas o Sol a la plaza Sintagma, todo es parte de una lucha global frente a la agresión mundial contra las personas y la madre tierra. Todo nació en la City, la Universidad de Chicago o Wall Street. Todo comenzó a tener respuesta entre los y las oprimidas de los barrios de Caracas, Buenos Aires, o las personas con dignidad de Europa, África, Asia. Todas nos abrazamos en Portoalegre y comenzamos a caminar, respetando los tiempos, las fuerzas y las posibilidades de cada cual, así como su inventiva, su propio origen, tan diverso como plural.

En mi opinión todo se contagia y el virus de la red ha sido decisivo, pero ojo, también sin él se ha reaccionado. Algunas os preguntareis a que viene esto con el título; pues viene a que tenemos armas mentales e ideas para rebatirles, no solo las ideas centrales, sino también lo cotidiano y que el neoliberalismo es un gran fracaso. Es la historia de una gigantesca estafa mundial.

Estos días en el estado español el debate es el gasto público, también la nueva estafa, ADVIERTO. Es la excusa de una nueva batalla entre las distintas fuerzas políticas y económicas que detentan el poder en el estado español y yo me pregunto ¿Por qué la discusión es cuanto gastan los gobiernos locales, autonómicos y el central y no cuanto y de donde ingresan fondos para mantener los servicios y prestaciones públicas? La excusa de los coches oficiales es un engañabobos. Pensad que un camión de bomberos, una ambulancia, un camión de la basura o un autobús de línea pueden ser coches oficiales (de hecho en su inmensa mayoría lo son), el problema es si se gasta bien o no, y si se recauda con justicia y de forma redistributiva o no.

La transparencia en el gasto exige democracia participativa, es su única garantía y aún así… Luego o se cambian las reglas del juego o a estas alturas ya nada es de fiar. Durante años el PP y el PSOE, desde el gobierno, han rebajado impuestos que han beneficiado a las grandes fortunas y transnacionales. Hemos participado y participamos en guerras neocoloniales costosísimas, que no nos podemos permitir y hemos vivido gobernados de facto por los bancos privados y oligarquías tradicionales en el reino de España. Ha sido el imperio del frentismo.

¿Qué es lo que se nos está inculcando?, Pues la disminución de la salud, la educación, las pensiones públicas y despidos masivos en el sector público. Esa es la traducción de todo y cuando uno de los gritos más coreados en las marchas y manifestaciones de las personas indignadas y activistas sociales ha sido “esta crisis no la pagamos” el llamado techo de gasto es la nueva fórmula, para que si la paguemos y encima a gusto. Todo con la excusa de sanear las cuentas públicas, que ciertamente hace falta, pero como y a costa de quienes.

¿Cuándo se van a exigir cuentas a los bancos y banqueros privados? ¿Cuándo se perseguirán a los operadores privados con operaciones en Paraísos Fiscales? ¿Cuándo se suprimirán las SICAV? Y finalmente ¿Quién pide un techo de gasto para tanto delincuente financiero? Los y las tertulianas no se ocupan de ellos. Que no nos engañen más.

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