Tercera visita al Sonisphere en tres años y segunda vez para vislumbrar, vivir y disfrutar a Iron Maiden. Hacía Rivas VaciaMadrid, emplazamiento elegido para esta edición nos encaminamos Fio, mi hermano y servidor en el saxito desde Salamanca y David desde Valencia, con la intención de disfrutar de los más grandes héores del metal, y unas cuentas buenas bandas. Pero pongámonos en antecedentes.
Fue
por febrero cuando se anunció a Iron Maiden como cabeza de cartel
del Sonisphere España 2013. Y no sólo eso, sino que además dieron
la primicia de celebrar el festival de dos días, en dos
emplazamientos distintos, Madrid y Barcelona, algo que no tiene que
ser ni positivo, ni negativo, sino un experimento más y que incluso
podría permitir el lujo de traer un cartel más redondo, asegurando
dos fechas para cada grupo y pudiendo emplear la pasta que se gasta
para rellenar dos días de festival, en rellenar un día, por partida
doble, con grupos de mucho nivel.
Eso
fue a finales de febrero, y hasta mediados de abril no se completo el
cartel que muchos ansíabamos ya con las entradas de la mano, sólo
por el reclamo de Iron Maiden. Pues bien, como digo, fueron pasando
las semanas y meses hasta que se completo el cartel, sin
comunicaciones desde la web o perfiles sociales de la empresa
promotora. Al contrario.
Se
fueron completando el resto de carteles a nivel europeo
(impresionante el cartel de dos días del Sonisphere francés) y aquí
un día llegamos y vimos como Tierra Santa, Voodo Six, Danzig, Red
Fang, October File, Ghost y Newsted iban a rellenar las horas hasta
la actuación del cabeza de cartel, y al que seguirían Anthrax,
Megadeth y Avantasia, que fueron anunciados creo recordar un par de
semanas después. Por cierto, después de este último anuncio,
anunciaban una banda más que nunca llegó...
Ni
que decir tiene que pagar 60€ por este cartel, a priori no puede
parecer tan caro. El problema viene cuando ves con que grupos se han
revestido la actuaición de los Maiden en Francia, Italia y Alemania,
por ejemplo. Aquí tuve un problema con una web de metal que seguía,
por expresar mi libre opinión sobre el cartel, y las condiciones.
Ellos muy dignos, yo creo que esperando los pases vip y pases de
prensa, defendían la organización y los grupos traídos de manera
incondicional, y aunque me explicaron las condiciones de este
festival, que a nivel europeo, funciona a modo de franquicias
estatales, con los increíbles costos en organización,
infrastructuras, personal, seguros, aviones, hoteles, etc. etc., que
esto es #Españistan, lo cual tienen razón, y entre poco movimiento,
IVA y SGAE se iba mucha pasta... pero sin querer admitir en ningún momento que los
aficionados al género ya nos hemos movido dentro de este festival y
sabemos como funciona.
Pero
el caso es que en la tarde del viernes 31 de mayo nos pusimos en
funcionamiento con las ganas de disfrutar, paladear heavy, reir,
saltar y gritar; preparados con nuestros bocadillos para antes de
entrar en el recinto y para después de salir de él, intentando
minimizar costes y evitar perder mucho tiempo en colas, que ya
conocíamos.
Ahora
continuamos con la habitual crítica a los grupos que vimos para
acabar con la no menos tradicional crítica y puesta en solfa del
desastre de festival que montan Sonisphere España S.L.
Nuestra intención era clara: Llegar para ver a Ghost. Y así hicimos. Decir que a priori, y a posteriori con matices, el emplazamiento madrileño de este año, me pareció muy bueno: Con salidas fáciles a la A3 y M50 (aunque nunca señalizan con el cartel del festival), con bastante aparcamiento, con espacio asfaltado central, y gradas que envolvían el escenario. Quizás lo único lamentable, el viento pegando, que parece ser propio de la zona y que con la orientación del escenario daba problemas de sonido y que en el espacio central, más que pedaltado lo que era es un hoyo.
Pero
allí estábamos con ganas de ver a Ghost. Quizás excesivas por mi
parte, no queriendo reconocer que quizás este tipo de festivales
minimizan lo que Ghost puede ofrecer y dejándolos algo descuadrados
antes de ver a los Maiden. El caso es que sus dos buenos primeros
discos (el primero a mi juicio excelente y sorprendente) quedaron
descafeinados en una actuación muy mediatizada por el lamentable
audio que había en ese momento en el recinto, y ante un público que
parecía más esperar a los Maiden que paladear a los suecos. Lo
cierto es que a las 7 de la tarde cuando empezó Ghost el sol
reinante hizo desmerecer la puesta en escena, tan rica y fascinante,
y el sonido de Hard Rock y rock setentero quedaba minimizada.
Compartiendo
las primeras cervezas sonaba la intro de los suecos, el Master Ball
de Jocelyn Pook, y pronto fueron apareciendo los integrantes del
grupo, hasta hacer entrada el Papa Emeritus II para abrir con
Infestissuman y Per Aspera ad Inferi, antes de descerrajar un Con
Clavi Con Dio, excelso y metódico que sonó mucho mejor que los
primeros temas de la actuación. Continuaron unos minutos más con
Secular Haze, Stand by Him, Death Knell, Year Zero y terminaron con
Ritual, un temazo de su primer disco que sonó fenomenal, y me
dejaron con ganas de más (sobretodo de Elizabeth). Fue una actuación
de suficiente raspado la verdad, quizás mediatizado por las ganas
que les tengo (y mantengo) quizás por estar ubicados fuera de sitio.
Tampoco ayudaron los fallos técnicos que metieron voces sampleadas a
destiempo, pero aún así pondremos a Ghost como otro grupo con ganas
de verlos en directo, pero en una sala pequeña, a oscuridad. Y
habiendo tocado temas, como Con Clavi con Dio, Stand by Him y Ritual
a tan buen nivel y clavándonos en el cerebelo ese "Satanas;
Lucifer"
, bien lo merecen.
Iron
Maiden
Era
el momento que todos estábamos esperando y poco a poco nos
encaminabamos a ello, hasta que empezaron a sonar los acordes del
"Doctor, Doctor", de UFO, entrada inequívoca de Iron
Maiden cuyos integrantes empezaban a desfilar por un escenario de
tonos azules y morados (rememorando la portada del Seventh son of a
Seventh son) ante una audiencia enfervorizada. Entraba a través de
las pantallas, y enlatada, la intro del Moonchild (todos los grupos
lo hacen, pero meter en un concierto partes de canciones grabadas del
cd original, me parece feo, y un sacrilegio cuando hablamos de Iron
Maiden) y Bruce Dickinson correteaba por la parte superior del
escenario, mientras la luz natural deslumbraba a los espectadores y
deslucía el juego de luces de los cabezas de cartel (en #Españistan
nunca pondremos a los grupos grandes de noche, verdad, será porque
somos el paraíso europeo del sol, en fin...).
Dickinson
soltaba la primera estrofa del MoonChild,
y ya veíamos que el sonido no era el mejor. Tampoco digno de Maiden,
y ni siquiera para un supuesto festival de renombre (la palabra
clave, supuesto). Es más, podíamos decir claramente que el sonido
era malo, y no estariamos exagerando. El viento seguía haciendo de
las suyas y dificultando la audición del concierto. Los Maiden
finalizaron en periódo de pruebas el MoonChild
que
comenzó la versión enlatada preludio de la actuación, y así sin
más Dickinson descerrajó "Can
I Play With Madness",
siguiendo el guión dictado por Seventh son of a seventh son, que ya
sonó bastante mejor, para llegar a uno de los momentos redondos: The
Prisioner.
La banda se encontro a gusto y exacerbo aún más al público
haciéndonos olvidar el viento, el sol y el resto de los elementos no
invitados, al son de los dos solos inmensons de Smith y Murray que
ofrece este tema.
Subidón
que se vino abajo, inexplicablemente con "2
Minutes to Midnight",
donde mientras todo el auditorio se volcaba en corear y cantar el
tema, se noto la ausencia de la voz principal de Dickinson, durante
una estrofa entera, mientras trataba de desenredar el cable del micro
del pie. Bastante dramático, aunque tener como compañeros de viaje
a esta impresionante banda, minimizo el estropicio, aunque aún así,
no esta de más decir que con más de 30 años tocando por todo el
mundo con la banda más grande del género, debería haber bastado
para sacar el micro del pie, echarle cara, seguir cantando y ya se
desenredará el nudo, cuando se pueda.
Después
de esto el concierto, eso sí, y como era de preveer mejoro mucho.
Tanto en la intensidad ofrecida por los Maiden, como el propio sonido
que por fin se ajusto, a lo que en el escenario había y a las
expectativas generadas. Incluso ayudo también el atardecer, dejando
ya si entrever los juegos de luces en el escenario, con los inmenos
telones "temáticos" de los Maiden para cada canción,
además de ya sí y por fin, eliminando el factor vislumbre en el
público cuando alzaba la vista al escenario.
Llegó
todo ello con la parte en la que nos devolvieron a la adolescecia,
con los himnos "The Trooper" y "The Number of The
Beast" que sonaron fantásticos y redondos, haciéndonos a todos
los presentes parte de la fiesta, ya imparable, y que continúo sin
fisuras por "Phanthom of the Opera", "Run to the
Hills", "Wasted Years" y "The Clairvoyant"
con el bajo de Harris, tan característico e inolvidable. El
escenario cambiaba con cada canción al igual que los clásicos riffs
de guitarra y así, nos encontramos con un organo en la parte
superior del escenario, a la derecha de la inmensa cabeza de un
Eddie, de blanco espectral. Sonaba "Seventh son of a Seventh
son" y aunque probablemente pueda parecer lenta, densa y
compleja esta obra, sin duda alguna, germén de lo que hoy conocemos
como Metal Progresivo, mantuvo acorde todo el espíritu de los
Maiden. Había quien opinaba que debía quedarse fuera del setlist,
en un concierto que ya de por si, es un repaso, un todo éxitos en
vivo de los más grandes, pero el propósito de este concierto, esta
gira, no existiría sin este momento, homenaje y puesta en valor de
uno de los hechos que más claro ponen de manifiesto en la intensa y
soberbia capacidad creativa de Iron Maiden.
No
bajo el espectáculo, porque otro Eddie nos "atemorizaba" y
el escenario se envolvía en colores verdes y azules, resaltándolo y
haciéndolo más brillante. Se mezclan los vitores con las voces
simuladas del público de la intro de "Fear of The Dark" y
joder, como sonó. Fantástica, perfecta, sublime, inolvidable, una
vez más. Sólo puedo decir que todo lo demás sobra, por esta
canción merece la pena ver a los Maiden. Una, dos, tres, mil veces,
las que haga falta. Es indescriptible la sensación que te recorre
con este himno histórico de nuestro género, sonando en vivo. Ahora
escribiendo se me eriza la piel de tan sólo recordarlo. Si no has
visto Iron Maiden, ve y paladea Fear of The Dark; si lo has visto ya,
vuelve; Ambos me lo agradeceréis.
Fue
el perfecto preludio a una acelerada pero no con menos pronta de
calidad "Iron Maiden" que supuso el cierre a la actuación,
y que calento lo suficiente nuestras voces para pedir otra al grito
de la canción homónima. Y allí salieron rapidamente para
regalarnos, tres bises, perfectos en la parte musical y
escenográfica. "Aces High" sonaba perfecta en ritmo y
guitarras, pero con falta de aliento en la voz de Dickinson, que aún
así, esta vez dió todo lo que tuvo, y con eso valía para
"perdonarle" aquel lío con los cables en "2 Minutes
to Midnight"; el segundo bis, "The Evil That Men Do"
sonó impresionante de fuerza e intensidad con una Janick Gers muy
cachondo con la guitarra (lástima que su importancia "musical"
haya quedado en un segundo plano) y un Harris que una vez más nos
ametralló con su bajo... para cerrar como viene siendo habitual
"Running Free" en un fin de fiesta redondo y coherente, por
el que nos dejaban salir libres, con la sensación de haber
disfrutado con Iron Maiden.
En
resumen, fue un concierto de menos a más, hasta un notable alto, por
parte de estos mounstruos iconoclastas del metal, cuyo gran éxito es
que siempre, siempre, después de verlos, escucharlos y disfrutarlos
te siguen dejando con ganas de más, y muy importante, con ganas de
volver a repetir.
SETLIST:
Moonchild/
Can I Play with Madness/ The Prisoner/ 2 Minutes to Midnight/ Afraid
to Shoot Strangers/ The Trooper/ The Number of the Beast/ Phantom of
the Opera/ Run to the Hills/ Wasted Years/ Seventh Son of a Seventh
Son/ The Clairvoyant/ Fear of the Dark/ Iron Maiden/ Aces High/ The
Evil That Men Do/ Running Free/ .
Anthrax
De
manera sorprendente no tardaron mucho los américanos Anthrax en
salir al escenario. Tan sólo 30 minutos después de que terminará
la doncella de hierro, los trashers neoyorkinos ya descerrajaban su
setlist mostrando que no iban a permitir que nadie se aburriese con
ellos en el escenario.
Y
esa fue su motivación, pura diversión, con buen trash metal como
herramienta aplicada con intensidad y ese punto gamberro que hace que
te lo pases genial con ellos tocando. Puede que no te gusten o no los
conozcas; hasta que odies el trash metal, pero lo seguro, lo único
seguro es que con Anthrax no vas a salir diciendo menudo bodrio o
menuda mierda de concierto.
Aunque
continuó la tónica de todo el festival con un sonido lamentable,
los primeros riffs de “Amont the Living” dejaron claro que poco
importaba a las huestes de Belladona tal hecho. Su vocación festiva,
fiestera y festivalera era lo más importante y así los 5
integrantes de Anthrax, del que como simpre, sobresalía la imparable
energía de Scott Ian que no paró de moverse en todo el concierto, y
joder, desde la lejanía en la que saltaba y le daba al kalimotxo,
juraría que no perdió una nota. Pero no fue el único, toda la
banda dió muestras de empatía y talento que llegaron a un momento
máximo cuando sono, mi favorita de ellos, “I am the law” que
sonó muy grande.
Fue
tras ese momento cuando las luces se apagaron un momento para volver
a encenderse con los rostros de Ronnie James Dio y Dimebag Barrell
entrando en una zona de homenaje que Anthrax tuvo a bien rendir a dos
de los talentazos del metal que nos han dejado antes de tiempo
(aunque haga ya unos cuantos años), sin que eso resentierá el
sentido festivo de su actuación, pero eso sí, sin dejar de mostrar
respeto en la alegación de Belladona que se cerró con “In The
End”, canción de su último disco.
Como
no podía ser menos, una de las grandes especialidades de Anthrax son
sus versiones, en ocasiones tal cual, y en otras aceleradas y pasadas
por un filtro “trash”, de grandes temas del metal, pero también
del rock y el hard rock. Así nos mostraron un “TNT” de ACDC que
enervó a todo el respetable y que coreo como si fueran los propios
aussies los que la estaban interpretando. Y por qué no decirlo,
también nos mostraron un “Rainning Blood” mejor que un año
antes nos habían ofrecido los propios Slayer, en el Sonisphere 2012.
Y
así llego al final de su corta, pero intensa y sobretodo divertida,
actuación con su clásico cierre “AntiSocial” ejemplo de unos
Anthrax en plena forma, en todos sus miembros, teniendo respeto a su
profesión, a su legado, al metal y al público. Ojala vuelvan pronto
por #Españistan (no se prodigan mucho por aquí) y los veamos en una
actuación en una buena sala y durante más tiempo.
Megadeth
Es
un secreto a voces. Ya lo he dicho muchas veces. He sido protagonista
de discusión entre metaleros subidos ya de cervezas. Pero es que no
soporto a Megadeth, ni su música, y sobretodo a su líder-fundador,
Mustaine. No tenía ninguna expectativa con ellos, y por no esperar,
ni siquiera esperaba su “Symphony of Destruction”, temazo
icónico, pero que por si sólo no debería justificar la fama, en mi
opinión absolutamente inmerecida que tiene Mustaine y su banda.
No
dudo eso sí de que sea un guitarrista potente y virtuoso. O que lo
hubiera sido. Me da igual sus affaires y envidias con Metallica, y me
dan bastante lástima su peregrinar entre drogas que le llevan
reventado por la vida. De los 5 grupos que pude ver en el Sonisphere
2013, todos tuvieron un sonido lamentable, pero el que se ajusto con
Megadeth fue el peor con notoria diferencia.
Toda
la actuación en conjunto o individualizada era absolutamente
inaudible. De hecho mediado el concierto lo que se oyó muy bien
fueron los pitos dirigidos a Mustaine como alma mater y principio y
fin de Megadeth. Pero también pitos a Sonisphere SL por un festival
de tan bajo nivel y con tantos errrores que en este momento sumaban
uno más: El convocar a Megadeth al cartel de Sonisphere 2013.
Y
es que fue de verguenza ajena ver a arrastrarse al pelele en el que
esta convertido Dave Mustaine, que aunque si que lució brillo en
algún riff o sólo aislado, no sólo fue incapaz de conectar con el
público que no podía ni oirle cuando soltaba un hilo de voz para
interactuar con él, sino que además, y quizás lo peor, le daba
igual todo.
Por
eso no dedico ni una línea más a Megadeth. Fue un espectáculo
lamentable que me cuidaré de no volver a repetir ver.
Avantasia
Lo
que a media tarde era un viento que dificultaba la audicón del
concierto fue avanzando por la noche hasta convertirse en un frio
helador, dejando la sensación térmica varios grados por debajo de
la temperatura oficial, que circulaba en ese momento por los 10º
grados.
Mucha
gente se había marchado ya, y a mi, personalmente, no me dejaba de
sorprender. Como digo hacia ya un frío del carajo, había hambre,
las colas eran insufribles, y quizás se tardaba demasiado tiempo en
montar el escenario del fin de festival que iba a corresponder a
Avantasia.
Pero
reconozco que casi dese que se anunció el cartel, este ganó muchos
enteros con la incorporación del proyecto de Metal Opera de Tobias
Sammet, y para mi la hora no era un impedimiento sino un objetivo.
Pero
el escenario se termino de completar. Sonaba el “Also Sprach
Zarathustra" de Richard Strauss como introducción. En una
balustrada a la que se accedía a través de unas escaleras se
colocaron los coristas (Thomas Rettke y Amanda Sommerville,
colaboradora habitual de Épica). Debajo de ellos la bateria de Felix
Bonkhe y el teclado de Miro Rodenberg. En la parte más baja aparece
Sascha Paeth con su guitarra, junto al otro guitarra Oliver Hartman .
Y tras ellos apareció el maestro de ceremonias, un Tobias Sammet,
ataviado con su sombrero negro de cowboy que quería y sabía como
conseguirlo animar a las almas que había en ese momento en la platea
de Sonisphere 2013. Almas que sin ningún lugar de dudas, se habían
quedado ahí, por ellos, por él y por Avantasia.
Basaron
su corto set de poco más de una hora en sus tres primeros discos,
tocando del último únicamente la primera, "Spectres", con
la que abrirían la actuación y desechando temas del binomio "The
Wicked Symphony"- "Angel of Babylon".
Como
decía sonaba “Spectres” como primer corte, y lo hacía muy
agitada e intensa favorecida por una bajada en la fuerza del viento
que nos había dado el festival, y que permitió quizás las mejores
condiciones, que no perfectas, para el sonido de un concierto al aire
libre, pero que los técnicos de Avantasia, supieron manejar para no
estropear el incomparable espectáculo del Metal que nos iban a
ofrecer.
Acabada
“Spectres” y al grito de “Avantasia, in Spain finally” llego
el mejor momento del Sonisphere 2013: “The Scarecrow” que Sammet
empleó de manera magnífica para meterse al público en el bolsillo
con los casi 12 minutos de la musicada teatralidad del tema, con
todos los componentes como cómplices, haciendo pasar de las partes
cantadas, a las instrumentales con un derroche de interpretación
perfecto que fue recogido por las guitarras, bajo, los teclados y la
bateria para desglosar distintos sólos que justificaron sin ninguna
duda, el viaje, el frio, el dinero, el hambre, el aguantar hasta ese
momento y el soportar al viento, a Mustaine y a Sonisphere SL.
Acompañado
en ese momento por Ronnie Atkis (“The Pretty Maids”), Sammet no
dejó a nadie indiferente y poseyo en ese momento para él, y para su
proyecto de Metal europeo, el títuo de grandes triunfadores del
Sonisphere 2013.
Continuaba
la actuación, y era díficil ya alcanzar ese momento acabado de
vivir, pero lo cierto es que durante toda la hora que quedaba, no se
alejo nada de ese instante. Y así entraron "The Story ain’t
Over" con Bob Catley de acompañante, para de seguido llenar el
escenario, porque un tío como él sólo sabe hacer eso, Mickael
Kiske y hacerse el socio ideal de Sammet en "Reach Out for the
Light" . Ver al ex- Helloween sobre el escenario fue un
sorpresón mayúsculo para quien escribe, y supuso un dueto
maravilloso junto a Sammet que se llevó una ovación brutal de las
personas que allí estabamos alucinando de que manera con el show de
Avantasia.
"Breaking
Away" siguió por mismos
terrenos, llegando a los compases más propiamente folk de "Farewell"
y dejándonos eclipsar por la
belleza de Amanda Somerville y sus incomparables voz y técnica, con
todos cantando un estribillo que Avantasia
finalizaron con cinco voces a cappella perfectamente conjuntadas.
Eric
Martin sería el próximo en aparecer regalándonos toda la clase que
posee, que no es poca, y haciendo un magnífico dueto en el increíble
"Dying for an Angel".
Tras él, llegaría uno de los momentos más curiosos, y es que
Tobias se retira del escenario, dando paso Eric a Ronnie Atkins,
quien volvería a escena para cantarse los dos un celebradísimo
"Twisted Mind"
que quedó sensacional aunando la elegancia de Martin con la fuerza
de Atkins.
La vuelta de Sammet para darnos las gracais por seguir allí (ya eran las tres y media de la madrugada) e interpretar "Lost in Space" que de nuevo cantaríamos voz en grito. Volvían Mickael Kiske y el power metal alemán por excelencia con "Shelter from the Rain", uniéndoseles al final Bob Catley.
Nos acercábamos al inevitable final y, aunque nos supo a poco, nos quedamos con el momento más mágico de su actuación, un "Sign of the Cross" grandioso con todo el elenco sobre el escenario, intercalando con fragmentos de "The Seven Angels" donde fue una delicía escuchar todas esas voces cantar al unísono.
Espero que pronto Tobias Sammet (parece que esta inmerso en un nuevo disco y gira con Edguy) nos regale esa gran actuación de Avantasia en España. Una actuación propia de Metal opera, en un lugar adecuado para tal evento, tanto en disposición como duración, porque no tengo ninguna duda de que será inolvidable. Avantasia, os esperamos.
Crónicas Sonsphericas
No
deja de ser una tradicción que tras paladear un festival en
#Españistan haya que dejar un hueco bien amplio a la parte
inevitable de quejas, situaciones lamentables y despropósitos
organizativos que sufrimos los amantes del metal por estos lares,
tierra de Sol, flamenco y tortilla de patata.
Llegados
a esta altura de la película, esta claro que no todos podemos
permitirnos pagar una entrada para un festival. Aquí hay que
recordar, que mientras el festival de la franquicia Sonisphere en
Francia era de 106€ con un cartel mucho mejor y de dos días,
nosotros hemos pagado 65 pavos, por un cartel en el que Iron Maiden
era el reclamo (aunque a mi me entusiasmo ver que iba a venir
Avantasia) , pero de un sólo día, sin entrar a valorar cual es el
salario mínimo francés (1.425,67 €)
y el #Españistani que no llega a los 650€ al mes.
Pero
una vez que hemos pagado podemos soportar cierta clase de
inconvenientes con tal de disfrutar de nuestros ídolos y bandas
favoritas, puesto que como decía hace un par de párrafos, en este
país, en el que parece pecado el querer tocar, o el tener un sala y
que en ella se puedan ver actuaciones de metal regularmente; en el
que hay que luchar cada día con esa degeneración musical llamada
flamenco y música pop enlatada por televisión y programas de
“nuevos talentos”... pues bien, con estas condiciones se pueden
soportar tardes y noches de calor abrasador o de frío helador, de
hacinamiento como ganado (este año, no han querido la habitual cola
para comprar los tickets de comida y bebida y así poder evitar
aglomeraciones en un sólo punto. Supongo que esto era una inversión
en personal y ticketaje que se han ahorrado) o aguantar condiciones
insalubres. Hay quien puede soportar el comer un bocadillo, de lo que
sea, helado junto a un retrete portatil tras una hora, de reloj, de
larga cola (yo aquí como decía al principio y aprovechando la
“especial” condición del festival decidi llevar bocadillos para
antes y después). Podemos soportar que un soplapollas
nos tire el litro de cerveza o por lo menos le pegue un vaivén por
el que peligre la integridad física de este, sin tener que rechistar,
incluso pudiendo confraternizar y hacer hasta unas risas. Son
pequeñas cosas que se pueden soportar, podemos pensar. Pero no, yo
ya estoy agotado de lidiar con esta empresa, de la que he sido
cliente suyo los últimos tres años, y edición a edición las
cosas, lejos de hacerlas mejor, constantemente se empeñan en repetir
los mismos errores. Errores que tienen un único y claro motivo: El
ahorro. Toda la pasta que se ahorran en contratar más personal, o en
mejorar las condiciones de los espacios que vamos a compartir miles
de personas, se la meten en sus bolsillos tras haberla sacado de los
nuestros al mismo precio vengan 10 grupos o 22. Uno o dos días. Esta
es la realidad.
Como
decía al principio del post, ya conozco el funcionamiento de este
festival en #Españistan, pero aún así, no deja de sorprender que
se tardarán dos meses más en cerrar el cartel de esta edición,
comparado con el de resto de países europeos donde ya a principios
de marzo se conocía su composición.
Las
redes sociales hervían pero por el público que asistía incrédulo
a la desinformación más absoluta de un festival que no sólo no
confirmaba todos sus artistas aún llevando ya tiempo las entradas a
la venta sino que no generaba noticias, no interactuaba e incluso
confundía canciones y videos de los artistas que promocionaba.
Y
así estamos en el día después. ¿Qué nota le podemos dar a todo
el evento? Pues bien, por el simple hecho de paladear una vez más a
Iron Maiden y su gira del Seventh Son of a Seventh Son, el buen
concierto de Anthrax, y sobretodo gracias, al conciertazo brutal de
Avantasia, un 7. Pero es que estas tres actuaciones va toda la nota.
A
Ghost le voy a dar un voto de confianza, pero el fiasco de Megadeth
ensombrece toda la gestión, ya de por sí penosa, del organizador
con los grupos y músicos, porque que Megadeth entrará en un cártel
cuando es evidente que esta lejos de ser una banda de calidad es más
que un error evidente.
Del
resto de bandas, de perfil bajo para la tarde del día del festival
no entro a valorar, aunque me dijeron que Newsted estuvo bien. Bandas
de relleno. Espero que puedan ir ganando peso y podamos verlas en
otros festivales u otras ediciones con más importancia.
Entre
las cosas que me molestan tocan los huevos por
ejemplo esta el hecho de que te cachen a la entrada al recinto. Te
dicen que es por seguridad. Te tiran si llevas un bocadillo, o un
paquete de estos alargados de filipinos (lo ví con mis propios
ojos). Por supuesto te quitan si llevas latas, o botellas de plástico
con, supongo, agua. Luego compras una botella de 25 cl de agua, a
precio de 2 litros de gasolina, y te quitan el tapón, no sea que la
vayas a rellenar... o espera, será del agua de la cisterna, porque
el agua corriente esta cortada en los únicos baños de obra,
habilitados. También te dicen que es por seguridad, no sea que la
tires a la multitud, o al escenario, o te de por tirarle el bocata de
sobrasada, chorizo o caballa al famélico Mustaine. Pero luego
resulta que llegas al centro de la platea, y esta todo lleno de
piedras, y cantos rodados que se pueden arrojar hacia cualquier punto
y desgraciar a la desafortunada víctima. Pero te han tirado el
bocadillo que con tanto amor te ha hecho tu madre, o la botella de
agua que has comprado de una maquina al salir de una estación de bus
o de metro, eso sí por seguridad.
Otro
hecho curioso es que lo que llaman Black Circle, es una entrada
distinta, más cara, en la que los que tengan a bien pagarlo, se
supone disfrutarán de estar cerca de los músicos y recibir algún
salivazo de Mustaine. Pues bien, en el resto de Europa hay que decir
que esa posiibilidad es un aliciente para los primeros que llegan, no
un sobrecoste para una entrada, y más cuando resulta que ha
trascendido que mediada la tarde, antes de la actuación de Ghost,
abrieron el Black Circle hasta llenar aforo para “dar mejor
imagen”.
El
auditorio de este año, el Miguel Rios de Rivas, no esta mal. Es un
buen espacio y una iniciativa buena promovida por un ayuntamiento distinto,
para poder ofrecer a sus vecinos eventos con una calidades mínimas.
Si hubiera estado bien acondicionado y si su orientación fuera más
oportuna sería un lugar fantástico.
Tuve
la fortuna, o mejor dicho la inteligencia, de no necesitar los puestos de comida, pero quedaban claro
que el precio era exhorbitadamente caro para la calidad que se
ofrecía. Lo de los servicios de juzgado de guardia. Y otro punto
sorprendente la escasísima iluminación que hubo en el recinto en
los espacios entre conciertos.
Ya
por último, y no deja de ser habitual y de los errores más
perniciosos, no había ninguna información a la hora de salir del
recinto para que las personas que necesitarán emplear medios de
transporte público llegar, sobretodo a Madrid.
En
fin, año a año, el festival de Sonisphere va dando pasos atrás que
no hacen preveer un futuro muy largo para el evento, puesto que
cuando trabajas, únicamente pensando en el dinero que vas a
recaudar, y poco o nada en los servicios y espectáculo que vas a
ofrecer a tus clientes, pues lo más normal es que tengas que echar
el cierre por incompetente.