lunes, 24 de marzo de 2014

Sonisphere 2013: Iron Maiden, Avantasia y el día de la marmota para el metalero españistani


 
Tercera visita al Sonisphere en tres años y segunda vez para vislumbrar, vivir y disfrutar a Iron Maiden. Hacía Rivas VaciaMadrid, emplazamiento elegido para esta edición nos encaminamos Fio, mi hermano y servidor en el saxito desde Salamanca y David desde Valencia, con la intención de disfrutar de los más grandes héores del metal, y unas cuentas buenas bandas. Pero pongámonos en antecedentes.

Fue por febrero cuando se anunció a Iron Maiden como cabeza de cartel del Sonisphere España 2013. Y no sólo eso, sino que además dieron la primicia de celebrar el festival de dos días, en dos emplazamientos distintos, Madrid y Barcelona, algo que no tiene que ser ni positivo, ni negativo, sino un experimento más y que incluso podría permitir el lujo de traer un cartel más redondo, asegurando dos fechas para cada grupo y pudiendo emplear la pasta que se gasta para rellenar dos días de festival, en rellenar un día, por partida doble, con grupos de mucho nivel.

Eso fue a finales de febrero, y hasta mediados de abril no se completo el cartel que muchos ansíabamos ya con las entradas de la mano, sólo por el reclamo de Iron Maiden. Pues bien, como digo, fueron pasando las semanas y meses hasta que se completo el cartel, sin comunicaciones desde la web o perfiles sociales de la empresa promotora. Al contrario.

Se fueron completando el resto de carteles a nivel europeo (impresionante el cartel de dos días del Sonisphere francés) y aquí un día llegamos y vimos como Tierra Santa, Voodo Six, Danzig, Red Fang, October File, Ghost y Newsted iban a rellenar las horas hasta la actuación del cabeza de cartel, y al que seguirían Anthrax, Megadeth y Avantasia, que fueron anunciados creo recordar un par de semanas después. Por cierto, después de este último anuncio, anunciaban una banda más que nunca llegó...

Ni que decir tiene que pagar 60€ por este cartel, a priori no puede parecer tan caro. El problema viene cuando ves con que grupos se han revestido la actuaición de los Maiden en Francia, Italia y Alemania, por ejemplo. Aquí tuve un problema con una web de metal que seguía, por expresar mi libre opinión sobre el cartel, y las condiciones. Ellos muy dignos, yo creo que esperando los pases vip y pases de prensa, defendían la organización y los grupos traídos de manera incondicional, y aunque me explicaron las condiciones de este festival, que a nivel europeo, funciona a modo de franquicias estatales, con los increíbles costos en organización, infrastructuras, personal, seguros, aviones, hoteles, etc. etc., que esto es #Españistan, lo cual tienen razón, y entre poco movimiento, IVA y SGAE se iba mucha pasta... pero sin querer admitir en ningún momento que los aficionados al género ya nos hemos movido dentro de este festival y sabemos como funciona.

Pero el caso es que en la tarde del viernes 31 de mayo nos pusimos en funcionamiento con las ganas de disfrutar, paladear heavy, reir, saltar y gritar; preparados con nuestros bocadillos para antes de entrar en el recinto y para después de salir de él, intentando minimizar costes y evitar perder mucho tiempo en colas, que ya conocíamos.


Ahora continuamos con la habitual crítica a los grupos que vimos para acabar con la no menos tradicional crítica y puesta en solfa del desastre de festival que montan Sonisphere España S.L.




Nuestra intención era clara: Llegar para ver a Ghost. Y así hicimos. Decir que a priori, y a posteriori con matices, el emplazamiento madrileño de este año, me pareció muy bueno: Con salidas fáciles a la A3 y M50 (aunque nunca señalizan con el cartel del festival), con bastante aparcamiento, con espacio asfaltado central, y gradas que envolvían el escenario. Quizás lo único lamentable, el viento pegando, que parece ser propio de la zona y que con la orientación del escenario daba problemas de sonido y que en el espacio central, más que pedaltado lo que era es un hoyo.

Pero allí estábamos con ganas de ver a Ghost. Quizás excesivas por mi parte, no queriendo reconocer que quizás este tipo de festivales minimizan lo que Ghost puede ofrecer y dejándolos algo descuadrados antes de ver a los Maiden. El caso es que sus dos buenos primeros discos (el primero a mi juicio excelente y sorprendente) quedaron descafeinados en una actuación muy mediatizada por el lamentable audio que había en ese momento en el recinto, y ante un público que parecía más esperar a los Maiden que paladear a los suecos. Lo cierto es que a las 7 de la tarde cuando empezó Ghost el sol reinante hizo desmerecer la puesta en escena, tan rica y fascinante, y el sonido de Hard Rock y rock setentero quedaba minimizada.

Compartiendo las primeras cervezas sonaba la intro de los suecos, el Master Ball de Jocelyn Pook, y pronto fueron apareciendo los integrantes del grupo, hasta hacer entrada el Papa Emeritus II para abrir con Infestissuman y Per Aspera ad Inferi, antes de descerrajar un Con Clavi Con Dio, excelso y metódico que sonó mucho mejor que los primeros temas de la actuación. Continuaron unos minutos más con Secular Haze, Stand by Him, Death Knell, Year Zero y terminaron con Ritual, un temazo de su primer disco que sonó fenomenal, y me dejaron con ganas de más (sobretodo de Elizabeth). Fue una actuación de suficiente raspado la verdad, quizás mediatizado por las ganas que les tengo (y mantengo) quizás por estar ubicados fuera de sitio. Tampoco ayudaron los fallos técnicos que metieron voces sampleadas a destiempo, pero aún así pondremos a Ghost como otro grupo con ganas de verlos en directo, pero en una sala pequeña, a oscuridad. Y habiendo tocado temas, como Con Clavi con Dio, Stand by Him y Ritual a tan buen nivel y clavándonos en el cerebelo ese "Satanas; Lucifer" , bien lo merecen.

Iron Maiden

Era el momento que todos estábamos esperando y poco a poco nos encaminabamos a ello, hasta que empezaron a sonar los acordes del "Doctor, Doctor", de UFO, entrada inequívoca de Iron Maiden cuyos integrantes empezaban a desfilar por un escenario de tonos azules y morados (rememorando la portada del Seventh son of a Seventh son) ante una audiencia enfervorizada. Entraba a través de las pantallas, y enlatada, la intro del Moonchild (todos los grupos lo hacen, pero meter en un concierto partes de canciones grabadas del cd original, me parece feo, y un sacrilegio cuando hablamos de Iron Maiden) y Bruce Dickinson correteaba por la parte superior del escenario, mientras la luz natural deslumbraba a los espectadores y deslucía el juego de luces de los cabezas de cartel (en #Españistan nunca pondremos a los grupos grandes de noche, verdad, será porque somos el paraíso europeo del sol, en fin...).

Dickinson soltaba la primera estrofa del MoonChild, y ya veíamos que el sonido no era el mejor. Tampoco digno de Maiden, y ni siquiera para un supuesto festival de renombre (la palabra clave, supuesto). Es más, podíamos decir claramente que el sonido era malo, y no estariamos exagerando. El viento seguía haciendo de las suyas y dificultando la audición del concierto. Los Maiden finalizaron en periódo de pruebas el MoonChild que comenzó la versión enlatada preludio de la actuación, y así sin más Dickinson descerrajó "Can I Play With Madness", siguiendo el guión dictado por Seventh son of a seventh son, que ya sonó bastante mejor, para llegar a uno de los momentos redondos: The Prisioner. La banda se encontro a gusto y exacerbo aún más al público haciéndonos olvidar el viento, el sol y el resto de los elementos no invitados, al son de los dos solos inmensons de Smith y Murray que ofrece este tema.



Subidón que se vino abajo, inexplicablemente con "2 Minutes to Midnight", donde mientras todo el auditorio se volcaba en corear y cantar el tema, se noto la ausencia de la voz principal de Dickinson, durante una estrofa entera, mientras trataba de desenredar el cable del micro del pie. Bastante dramático, aunque tener como compañeros de viaje a esta impresionante banda, minimizo el estropicio, aunque aún así, no esta de más decir que con más de 30 años tocando por todo el mundo con la banda más grande del género, debería haber bastado para sacar el micro del pie, echarle cara, seguir cantando y ya se desenredará el nudo, cuando se pueda.

Después de esto el concierto, eso sí, y como era de preveer mejoro mucho. Tanto en la intensidad ofrecida por los Maiden, como el propio sonido que por fin se ajusto, a lo que en el escenario había y a las expectativas generadas. Incluso ayudo también el atardecer, dejando ya si entrever los juegos de luces en el escenario, con los inmenos telones "temáticos" de los Maiden para cada canción, además de ya sí y por fin, eliminando el factor vislumbre en el público cuando alzaba la vista al escenario.

Llegó todo ello con la parte en la que nos devolvieron a la adolescecia, con los himnos "The Trooper" y "The Number of The Beast" que sonaron fantásticos y redondos, haciéndonos a todos los presentes parte de la fiesta, ya imparable, y que continúo sin fisuras por "Phanthom of the Opera", "Run to the Hills", "Wasted Years" y "The Clairvoyant" con el bajo de Harris, tan característico e inolvidable. El escenario cambiaba con cada canción al igual que los clásicos riffs de guitarra y así, nos encontramos con un organo en la parte superior del escenario, a la derecha de la inmensa cabeza de un Eddie, de blanco espectral. Sonaba "Seventh son of a Seventh son" y aunque probablemente pueda parecer lenta, densa y compleja esta obra, sin duda alguna, germén de lo que hoy conocemos como Metal Progresivo, mantuvo acorde todo el espíritu de los Maiden. Había quien opinaba que debía quedarse fuera del setlist, en un concierto que ya de por si, es un repaso, un todo éxitos en vivo de los más grandes, pero el propósito de este concierto, esta gira, no existiría sin este momento, homenaje y puesta en valor de uno de los hechos que más claro ponen de manifiesto en la intensa y soberbia capacidad creativa de Iron Maiden.

No bajo el espectáculo, porque otro Eddie nos "atemorizaba" y el escenario se envolvía en colores verdes y azules, resaltándolo y haciéndolo más brillante. Se mezclan los vitores con las voces simuladas del público de la intro de "Fear of The Dark" y joder, como sonó. Fantástica, perfecta, sublime, inolvidable, una vez más. Sólo puedo decir que todo lo demás sobra, por esta canción merece la pena ver a los Maiden. Una, dos, tres, mil veces, las que haga falta. Es indescriptible la sensación que te recorre con este himno histórico de nuestro género, sonando en vivo. Ahora escribiendo se me eriza la piel de tan sólo recordarlo. Si no has visto Iron Maiden, ve y paladea Fear of The Dark; si lo has visto ya, vuelve; Ambos me lo agradeceréis.

Fue el perfecto preludio a una acelerada pero no con menos pronta de calidad "Iron Maiden" que supuso el cierre a la actuación, y que calento lo suficiente nuestras voces para pedir otra al grito de la canción homónima. Y allí salieron rapidamente para regalarnos, tres bises, perfectos en la parte musical y escenográfica. "Aces High" sonaba perfecta en ritmo y guitarras, pero con falta de aliento en la voz de Dickinson, que aún así, esta vez dió todo lo que tuvo, y con eso valía para "perdonarle" aquel lío con los cables en "2 Minutes to Midnight"; el segundo bis, "The Evil That Men Do" sonó impresionante de fuerza e intensidad con una Janick Gers muy cachondo con la guitarra (lástima que su importancia "musical" haya quedado en un segundo plano) y un Harris que una vez más nos ametralló con su bajo... para cerrar como viene siendo habitual "Running Free" en un fin de fiesta redondo y coherente, por el que nos dejaban salir libres, con la sensación de haber disfrutado con Iron Maiden.

En resumen, fue un concierto de menos a más, hasta un notable alto, por parte de estos mounstruos iconoclastas del metal, cuyo gran éxito es que siempre, siempre, después de verlos, escucharlos y disfrutarlos te siguen dejando con ganas de más, y muy importante, con ganas de volver a repetir.

SETLIST: Moonchild/ Can I Play with Madness/ The Prisoner/ 2 Minutes to Midnight/ Afraid to Shoot Strangers/ The Trooper/ The Number of the Beast/ Phantom of the Opera/ Run to the Hills/ Wasted Years/ Seventh Son of a Seventh Son/ The Clairvoyant/ Fear of the Dark/ Iron Maiden/ Aces High/ The Evil That Men Do/ Running Free/ .



Anthrax



De manera sorprendente no tardaron mucho los américanos Anthrax en salir al escenario. Tan sólo 30 minutos después de que terminará la doncella de hierro, los trashers neoyorkinos ya descerrajaban su setlist mostrando que no iban a permitir que nadie se aburriese con ellos en el escenario.

Y esa fue su motivación, pura diversión, con buen trash metal como herramienta aplicada con intensidad y ese punto gamberro que hace que te lo pases genial con ellos tocando. Puede que no te gusten o no los conozcas; hasta que odies el trash metal, pero lo seguro, lo único seguro es que con Anthrax no vas a salir diciendo menudo bodrio o menuda mierda de concierto.

Aunque continuó la tónica de todo el festival con un sonido lamentable, los primeros riffs de “Amont the Living” dejaron claro que poco importaba a las huestes de Belladona tal hecho. Su vocación festiva, fiestera y festivalera era lo más importante y así los 5 integrantes de Anthrax, del que como simpre, sobresalía la imparable energía de Scott Ian que no paró de moverse en todo el concierto, y joder, desde la lejanía en la que saltaba y le daba al kalimotxo, juraría que no perdió una nota. Pero no fue el único, toda la banda dió muestras de empatía y talento que llegaron a un momento máximo cuando sono, mi favorita de ellos, “I am the law” que sonó muy grande.

Fue tras ese momento cuando las luces se apagaron un momento para volver a encenderse con los rostros de Ronnie James Dio y Dimebag Barrell entrando en una zona de homenaje que Anthrax tuvo a bien rendir a dos de los talentazos del metal que nos han dejado antes de tiempo (aunque haga ya unos cuantos años), sin que eso resentierá el sentido festivo de su actuación, pero eso sí, sin dejar de mostrar respeto en la alegación de Belladona que se cerró con “In The End”, canción de su último disco.

Como no podía ser menos, una de las grandes especialidades de Anthrax son sus versiones, en ocasiones tal cual, y en otras aceleradas y pasadas por un filtro “trash”, de grandes temas del metal, pero también del rock y el hard rock. Así nos mostraron un “TNT” de ACDC que enervó a todo el respetable y que coreo como si fueran los propios aussies los que la estaban interpretando. Y por qué no decirlo, también nos mostraron un “Rainning Blood” mejor que un año antes nos habían ofrecido los propios Slayer, en el Sonisphere 2012.

Y así llego al final de su corta, pero intensa y sobretodo divertida, actuación con su clásico cierre “AntiSocial” ejemplo de unos Anthrax en plena forma, en todos sus miembros, teniendo respeto a su profesión, a su legado, al metal y al público. Ojala vuelvan pronto por #Españistan (no se prodigan mucho por aquí) y los veamos en una actuación en una buena sala y durante más tiempo.


Megadeth
Es un secreto a voces. Ya lo he dicho muchas veces. He sido protagonista de discusión entre metaleros subidos ya de cervezas. Pero es que no soporto a Megadeth, ni su música, y sobretodo a su líder-fundador, Mustaine. No tenía ninguna expectativa con ellos, y por no esperar, ni siquiera esperaba su “Symphony of Destruction”, temazo icónico, pero que por si sólo no debería justificar la fama, en mi opinión absolutamente inmerecida que tiene Mustaine y su banda.

No dudo eso sí de que sea un guitarrista potente y virtuoso. O que lo hubiera sido. Me da igual sus affaires y envidias con Metallica, y me dan bastante lástima su peregrinar entre drogas que le llevan reventado por la vida. De los 5 grupos que pude ver en el Sonisphere 2013, todos tuvieron un sonido lamentable, pero el que se ajusto con Megadeth fue el peor con notoria diferencia.

Toda la actuación en conjunto o individualizada era absolutamente inaudible. De hecho mediado el concierto lo que se oyó muy bien fueron los pitos dirigidos a Mustaine como alma mater y principio y fin de Megadeth. Pero también pitos a Sonisphere SL por un festival de tan bajo nivel y con tantos errrores que en este momento sumaban uno más: El convocar a Megadeth al cartel de Sonisphere 2013.

Y es que fue de verguenza ajena ver a arrastrarse al pelele en el que esta convertido Dave Mustaine, que aunque si que lució brillo en algún riff o sólo aislado, no sólo fue incapaz de conectar con el público que no podía ni oirle cuando soltaba un hilo de voz para interactuar con él, sino que además, y quizás lo peor, le daba igual todo.

Por eso no dedico ni una línea más a Megadeth. Fue un espectáculo lamentable que me cuidaré de no volver a repetir ver.

Avantasia
Lo que a media tarde era un viento que dificultaba la audicón del concierto fue avanzando por la noche hasta convertirse en un frio helador, dejando la sensación térmica varios grados por debajo de la temperatura oficial, que circulaba en ese momento por los 10º grados.

Mucha gente se había marchado ya, y a mi, personalmente, no me dejaba de sorprender. Como digo hacia ya un frío del carajo, había hambre, las colas eran insufribles, y quizás se tardaba demasiado tiempo en montar el escenario del fin de festival que iba a corresponder a Avantasia.

Pero reconozco que casi dese que se anunció el cartel, este ganó muchos enteros con la incorporación del proyecto de Metal Opera de Tobias Sammet, y para mi la hora no era un impedimiento sino un objetivo.

Pero el escenario se termino de completar. Sonaba el “Also Sprach Zarathustra" de Richard Strauss como introducción. En una balustrada a la que se accedía a través de unas escaleras se colocaron los coristas (Thomas Rettke y Amanda Sommerville, colaboradora habitual de Épica). Debajo de ellos la bateria de Felix Bonkhe y el teclado de Miro Rodenberg. En la parte más baja aparece Sascha Paeth con su guitarra, junto al otro guitarra Oliver Hartman . Y tras ellos apareció el maestro de ceremonias, un Tobias Sammet, ataviado con su sombrero negro de cowboy que quería y sabía como conseguirlo animar a las almas que había en ese momento en la platea de Sonisphere 2013. Almas que sin ningún lugar de dudas, se habían quedado ahí, por ellos, por él y por Avantasia.

Basaron su corto set de poco más de una hora en sus tres primeros discos, tocando del último únicamente la primera, "Spectres", con la que abrirían la actuación y desechando temas del binomio "The Wicked Symphony"- "Angel of Babylon".

Como decía sonaba “Spectres” como primer corte, y lo hacía muy agitada e intensa favorecida por una bajada en la fuerza del viento que nos había dado el festival, y que permitió quizás las mejores condiciones, que no perfectas, para el sonido de un concierto al aire libre, pero que los técnicos de Avantasia, supieron manejar para no estropear el incomparable espectáculo del Metal que nos iban a ofrecer.

Acabada “Spectres” y al grito de “Avantasia, in Spain finally” llego el mejor momento del Sonisphere 2013: “The Scarecrow” que Sammet empleó de manera magnífica para meterse al público en el bolsillo con los casi 12 minutos de la musicada teatralidad del tema, con todos los componentes como cómplices, haciendo pasar de las partes cantadas, a las instrumentales con un derroche de interpretación perfecto que fue recogido por las guitarras, bajo, los teclados y la bateria para desglosar distintos sólos que justificaron sin ninguna duda, el viaje, el frio, el dinero, el hambre, el aguantar hasta ese momento y el soportar al viento, a Mustaine y a Sonisphere SL.

Acompañado en ese momento por Ronnie Atkis (“The Pretty Maids”), Sammet no dejó a nadie indiferente y poseyo en ese momento para él, y para su proyecto de Metal europeo, el títuo de grandes triunfadores del Sonisphere 2013.

Continuaba la actuación, y era díficil ya alcanzar ese momento acabado de vivir, pero lo cierto es que durante toda la hora que quedaba, no se alejo nada de ese instante. Y así entraron "The Story ain’t Over" con Bob Catley de acompañante, para de seguido llenar el escenario, porque un tío como él sólo sabe hacer eso, Mickael Kiske y hacerse el socio ideal de Sammet en "Reach Out for the Light" . Ver al ex- Helloween sobre el escenario fue un sorpresón mayúsculo para quien escribe, y supuso un dueto maravilloso junto a Sammet que se llevó una ovación brutal de las personas que allí estabamos alucinando de que manera con el show de Avantasia.

"Breaking Away" siguió por mismos terrenos, llegando a los compases más propiamente folk de "Farewell" y dejándonos eclipsar por la belleza de Amanda Somerville y sus incomparables voz y técnica, con todos cantando un estribillo que Avantasia finalizaron con cinco voces a cappella perfectamente conjuntadas.

Eric Martin sería el próximo en aparecer regalándonos toda la clase que posee, que no es poca, y haciendo un magnífico dueto en el increíble "Dying for an Angel". Tras él, llegaría uno de los momentos más curiosos, y es que Tobias se retira del escenario, dando paso Eric a Ronnie Atkins, quien volvería a escena para cantarse los dos un celebradísimo "Twisted Mind" que quedó sensacional aunando la elegancia de Martin con la fuerza de Atkins. 

La vuelta de Sammet para darnos las gracais por seguir allí (ya eran las tres y media de la madrugada) e interpretar "Lost in Space" que de nuevo cantaríamos voz en grito. Volvían Mickael Kiske y el power metal alemán por excelencia con "Shelter from the Rain", uniéndoseles al final Bob Catley.

Nos acercábamos al inevitable final y, aunque nos supo a poco, nos quedamos con el momento más mágico de su actuación, un "Sign of the Cross" grandioso con todo el elenco sobre el escenario, intercalando con fragmentos de "The Seven Angels" donde fue una delicía escuchar todas esas voces cantar al unísono.

Espero que pronto Tobias Sammet (parece que esta inmerso en un nuevo disco y gira con Edguy) nos regale esa gran actuación de Avantasia en España. Una actuación propia de Metal opera, en un lugar adecuado para tal evento, tanto en disposición como duración, porque no tengo ninguna duda de que será inolvidable. Avantasia, os esperamos. 


Crónicas Sonsphericas

No deja de ser una tradicción que tras paladear un festival en #Españistan haya que dejar un hueco bien amplio a la parte inevitable de quejas, situaciones lamentables y despropósitos organizativos que sufrimos los amantes del metal por estos lares, tierra de Sol, flamenco y tortilla de patata.

Llegados a esta altura de la película, esta claro que no todos podemos permitirnos pagar una entrada para un festival. Aquí hay que recordar, que mientras el festival de la franquicia Sonisphere en Francia era de 106€ con un cartel mucho mejor y de dos días, nosotros hemos pagado 65 pavos, por un cartel en el que Iron Maiden era el reclamo (aunque a mi me entusiasmo ver que iba a venir Avantasia) , pero de un sólo día, sin entrar a valorar cual es el salario mínimo francés (1.425,67 €) y el #Españistani que no llega a los 650€ al mes.

Pero una vez que hemos pagado podemos soportar cierta clase de inconvenientes con tal de disfrutar de nuestros ídolos y bandas favoritas, puesto que como decía hace un par de párrafos, en este país, en el que parece pecado el querer tocar, o el tener un sala y que en ella se puedan ver actuaciones de metal regularmente; en el que hay que luchar cada día con esa degeneración musical llamada flamenco y música pop enlatada por televisión y programas de “nuevos talentos”... pues bien, con estas condiciones se pueden soportar tardes y noches de calor abrasador o de frío helador, de hacinamiento como ganado (este año, no han querido la habitual cola para comprar los tickets de comida y bebida y así poder evitar aglomeraciones en un sólo punto. Supongo que esto era una inversión en personal y ticketaje que se han ahorrado) o aguantar condiciones insalubres. Hay quien puede soportar el comer un bocadillo, de lo que sea, helado junto a un retrete portatil tras una hora, de reloj, de larga cola (yo aquí como decía al principio y aprovechando la “especial” condición del festival decidi llevar bocadillos para antes y después). Podemos soportar que un soplapollas nos tire el litro de cerveza o por lo menos le pegue un vaivén por el que peligre la integridad física de este, sin tener que rechistar, incluso pudiendo confraternizar y hacer hasta unas risas. Son pequeñas cosas que se pueden soportar, podemos pensar. Pero no, yo ya estoy agotado de lidiar con esta empresa, de la que he sido cliente suyo los últimos tres años, y edición a edición las cosas, lejos de hacerlas mejor, constantemente se empeñan en repetir los mismos errores. Errores que tienen un único y claro motivo: El ahorro. Toda la pasta que se ahorran en contratar más personal, o en mejorar las condiciones de los espacios que vamos a compartir miles de personas, se la meten en sus bolsillos tras haberla sacado de los nuestros al mismo precio vengan 10 grupos o 22. Uno o dos días. Esta es la realidad.

Como decía al principio del post, ya conozco el funcionamiento de este festival en #Españistan, pero aún así, no deja de sorprender que se tardarán dos meses más en cerrar el cartel de esta edición, comparado con el de resto de países europeos donde ya a principios de marzo se conocía su composición.

Las redes sociales hervían pero por el público que asistía incrédulo a la desinformación más absoluta de un festival que no sólo no confirmaba todos sus artistas aún llevando ya tiempo las entradas a la venta sino que no generaba noticias, no interactuaba e incluso confundía canciones y videos de los artistas que promocionaba.

Y así estamos en el día después. ¿Qué nota le podemos dar a todo el evento? Pues bien, por el simple hecho de paladear una vez más a Iron Maiden y su gira del Seventh Son of a Seventh Son, el buen concierto de Anthrax, y sobretodo gracias, al conciertazo brutal de Avantasia, un 7. Pero es que estas tres actuaciones va toda la nota.

A Ghost le voy a dar un voto de confianza, pero el fiasco de Megadeth ensombrece toda la gestión, ya de por sí penosa, del organizador con los grupos y músicos, porque que Megadeth entrará en un cártel cuando es evidente que esta lejos de ser una banda de calidad es más que un error evidente.

Del resto de bandas, de perfil bajo para la tarde del día del festival no entro a valorar, aunque me dijeron que Newsted estuvo bien. Bandas de relleno. Espero que puedan ir ganando peso y podamos verlas en otros festivales u otras ediciones con más importancia.

Entre las cosas que me molestan tocan los huevos por ejemplo esta el hecho de que te cachen a la entrada al recinto. Te dicen que es por seguridad. Te tiran si llevas un bocadillo, o un paquete de estos alargados de filipinos (lo ví con mis propios ojos). Por supuesto te quitan si llevas latas, o botellas de plástico con, supongo, agua. Luego compras una botella de 25 cl de agua, a precio de 2 litros de gasolina, y te quitan el tapón, no sea que la vayas a rellenar... o espera, será del agua de la cisterna, porque el agua corriente esta cortada en los únicos baños de obra, habilitados. También te dicen que es por seguridad, no sea que la tires a la multitud, o al escenario, o te de por tirarle el bocata de sobrasada, chorizo o caballa al famélico Mustaine. Pero luego resulta que llegas al centro de la platea, y esta todo lleno de piedras, y cantos rodados que se pueden arrojar hacia cualquier punto y desgraciar a la desafortunada víctima. Pero te han tirado el bocadillo que con tanto amor te ha hecho tu madre, o la botella de agua que has comprado de una maquina al salir de una estación de bus o de metro, eso sí por seguridad.

Otro hecho curioso es que lo que llaman Black Circle, es una entrada distinta, más cara, en la que los que tengan a bien pagarlo, se supone disfrutarán de estar cerca de los músicos y recibir algún salivazo de Mustaine. Pues bien, en el resto de Europa hay que decir que esa posiibilidad es un aliciente para los primeros que llegan, no un sobrecoste para una entrada, y más cuando resulta que ha trascendido que mediada la tarde, antes de la actuación de Ghost, abrieron el Black Circle hasta llenar aforo para “dar mejor imagen”.

El auditorio de este año, el Miguel Rios de Rivas, no esta mal. Es un buen espacio y una iniciativa buena promovida por un ayuntamiento distinto, para poder ofrecer a sus vecinos eventos con una calidades mínimas. Si hubiera estado bien acondicionado y si su orientación fuera más oportuna sería un lugar fantástico.

Tuve la fortuna, o mejor dicho la inteligencia, de no necesitar los puestos de comida, pero quedaban claro que el precio era exhorbitadamente caro para la calidad que se ofrecía. Lo de los servicios de juzgado de guardia. Y otro punto sorprendente la escasísima iluminación que hubo en el recinto en los espacios entre conciertos.

Ya por último, y no deja de ser habitual y de los errores más perniciosos, no había ninguna información a la hora de salir del recinto para que las personas que necesitarán emplear medios de transporte público llegar, sobretodo a Madrid.

En fin, año a año, el festival de Sonisphere va dando pasos atrás que no hacen preveer un futuro muy largo para el evento, puesto que cuando trabajas, únicamente pensando en el dinero que vas a recaudar, y poco o nada en los servicios y espectáculo que vas a ofrecer a tus clientes, pues lo más normal es que tengas que echar el cierre por incompetente.



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