En la educación escolar, en el
colegio, con 10 ó 12 años recibí, como todos los niños y niñas
nacidos tras 1978 unas pequeñas nociones básicas de democracia.
Esas nociones versaban fundamentalmente en la participación
ciudadana, partiendo de un conocimiento razonable de las reglas del
juego democrático, del contexto en el que se desarrolla esa acción
democrática y de la información que la completaría para a la hora
de participar en ella (tanto como votante o como candidato) poder
tener una visión más completa de la realidad a tratar.
Esa visión pasaria los filtros de la
crítica propia, la constatación autosuficiente, y la autogestión
informativa que nos convierte en seres libres, en su plenitud de
derechos, garantías, deberes y libertades para poder ser participe
en el ejercicio democrático.
La palabra clave que es la gran
olvidada cuando hablamos de Democracia, es la Participación.
Ahora mismo en #Españistan no podemos hablar de participación
ciudadana en el sistema político bajo ninguna de las esferas, puesto
que la Transición y su régimen caduco y heredero del fascismo
franquista ha trabajado junto al movimiento neoliberal, que en
Occidente desde principios de los 80, reaccinó frente al comunismo y
la social democracia, para anclar al ser humano en una mentalidad
egoísta, individualizada, consumista y despreocupada.
Sin entrar en detalles, ejemplos y
estrategias utilizadas que enriquecerían esta historia, el resultado
a día de hoy es que habitualmente el ciudadano de a pie esta
despreocupado de la "cosa pública", de la política.
Todo esto ha llevado a los
"gobiernos de los peores" que padecemos en nuestras
instituciones, y derivan claramente en lo que hemos venido a llamar
"La Casta"; todo un sistema caciquil, heredero de
la dictadura franquista, al servicio de la oligarquía facha que
se beneficio en la dictadura y ahora se pone el antifaz del (neo)
liberalismo económico, para aliado con las multinaciones extranjeras
exprimir el país y a su ciudadanía. Así tenemos "a
políticos de carrera", a profesionales que entienden la
función pública, no como un servicio a la comunidad o el ámbito
por el que se presentan, sino como una manera de ganarse la vida (con
gradudalidad dependiendo de la jeta y el bagaje que tenga el elemento
tanto a nivel individual, como su familia y partido). Así nace la
Corrupción, como mal endémico, como #MarcaEspaña,
Los y las ciudadanos reciben
las dosis de información manipuladas y absolutamente procesadas para
mantener a la población fuera del acto democrático. Si además las
propias instituciones, con los partidos que forman ese bipartidismo
se dedican a derribar todo el asociacionismo y participación
ciudadana, echándonos fuera de las instituciones como vecinos y
fiscales de la acción política y gestora de "nuestros
representantes" este sistema se transforma gradualmente en una
oligarquía, del capital, con fuegos artificiales democráticos en
forma de elecciones.
Así llegado el momento de
querer participar, informándose y adquiriendo conciencia, decides
acudir a un partido político, el que más te represente. En mi
experiencia particular he conseguido participar. Y así, llega un día
en el que también decides acudir al, quizás el acto democrático
más cercano que tenemos todos: El pleno del municipio en el que
vives.
Tienes que mirar la hora. Y
volver a mirar el reloj. Compruebas que en Sta. Marta el
#PartidoPutrefacto decidió en su momento y mantiene frente a
las presiones de los otros grupos municipales los plenos a las 9 de
la mañana. Una hora perfecta para hacer que el salón de plenos este
vacío de público, que pueda participar, que es de eso de lo que
estamos hablando aquí.
Que de una localidad con una
población de más de 15.000 habitantes sólo 3 personas hayan
decidido acudir al último pleno con temática presupuestaria de la
legislatura es un debe en la conciencia de la ciudadanía del
municipio, sin duda. Dice que nos hemos desinteresado de nuestros
asuntos, que hemos asumido la delegación como forma de
representación política y nos hemos convertido y convencido en
dispensarios de votos cada cuatro años. Pero también dice mucho de
la actividad política de los grupos municipales, con el mayoritario
absolutamente equipo de gobierno del #PartidoPutrefacto, que ha
triunfado en su objetivo (aquí no hay casualidades que hayan
derivado en una causalidad, sino más bien a la inversa) de lacerar todo el tejido participativo del municipio. Tanto a nivel individual,
como colectivo, dejando el asociacionismo local en poco más que una
anécdota.
Pero llegada a esta
conclusión que buscaba, y ya en el pleno uno podía entender y
esperar un pleno municipal que no fuera un ejemplo de la excelencia
parlamentaria a la que deberiamos aspirar en nuestra democracia. Sin
embargo, te revuelves en la silla oyendo las faltas de respeto,
los argumentos trillados y el nerviosismo latente con el que los
integrantes del #PartidoPutrefacto han ido argumentando sus negativas
a las propuestas de los otros partidos, sus rivales políticos
cierto, pero a la vez también merecedores del respeto y dignidad
propia de un ser humano y por ende de los representantes de parte de
la ciudadanía del municipio, no lo olvidemos.
Con el tema presupuestario
como telón de fondo y mociones sobre la transparencia, o las rebajas
en las tasas acorde a la bajada del IPC, se presentaron buenos
alegatos de los partidos de la oposición (UpyD, IU y PSOE) para una
primera intervención coherente de la concejala de Hacienda del
Partido Popular. Aún así el discurso emanaba un tufillo a
prepotencia y chulería que encendió a los otros grupos municipales,
que acabaron viendo rebajado el respeto que le profesaba el equipo de
gobierno a la altura del barro, dejando lo que debía ser un pleno
enriquecedor, de debate de distintos modelos de gestión, en una
lucha barriobajera. En él quedo patente el nerviosismo del
#PartidoPutrefacto que fue creciendo en su vehemencia y descortesía
hacia sus interlocutores, pasando de la sorna con la que estos se lo
empezaron tomando hasta la indignación final.
Como espectador, y parte
tanto como votante censado en el municipio, como por simpatizante
de Izquierda Unida, sentí vergüenza propia por haber dejado que
lo zafio, chulesco y prepotente haya toamdo nuestras instituciones,
dejando todo discurso político, la ponderación posturas y la
controversía de ideas en manos de quienes sienten la política como
algo alejado de la ciudadanía por la que sienten desprecio. No sentí
verguenza ajena porque sé desde el primer momento de mi vida lo que
significa el #PartidoPutrefacto, cual es su bagaje, cuales sus ideas,
de dónde vienen y a dónde nos quieren hacer llegar.
Creo que los ciudadanos hemos empezado de un tiempo a esta parte a ganarnos la dedicación y respeto por parte de nuestros representantes. Ha llegado el momento de que la política, desde la asamblea de barrio, gremial, el municipio más pequeño, hasta el parlamento europeo, llegue a la ciudadanía. Con la información facilitada y dispuesta, en los distintos soportes sin discriminación. Los ciudadanos tenemos derecho a las actas de pleno, a los ordenes del día, a las mociones, a los resultados de las votaciones... A un lenguaje que nos expliquen las cosas, sin tomarnos por imbéciles.
Empoderarse significa
discurrir y discernir sobre la información recibida. Buscar nuevas
fuentes de información y desarrollar la opinión propia siempre
abierta a debate y reformulación. Significa preocuparse, gastar
tiempo y a veces pequeñas sumas de dinero para ir completando el
paisaje. Y por último y primero, como génesis y final de un
individuo que tome la democracia como su forma de gobierno, significa
participar.
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